lunes, 31 de marzo de 2014

TORTA DE CHOCOLATE

La historia detrás de la receta

Un día, de ésos cuando yo cocinaba mejor que mi hermanita, Estefanía trajo a la casa la receta que ha hecho babearse a más de uno.  Nuestra vecina Sara y su mamá Susana, fanáticas del chocolate, habían comprado un libro dedicado exclusivamente a este manjar, pasión que compartimos todos en mi casa.  De allí proviene esta receta, ahora leyenda en nuestros conocidos, ya que ha competido en los cumpleaños con las tortas de Deli o del Portal y siempre todos quedan más que satisfechos.

La receta nos pareció al inicio complicada porque las cantidades no son como acostumbrábamos: "1 taza y 2/3 de taza ¿Cuánto es un tercio? Nooooo, echaste más de la cuenta!" me regañaba la Mona, pero la torta siempre quedaba (y queda!) esponjosa, poco hostigante y con el sabor chocolatoso que todos adoramos.  Esta torta y su cubierta sencilla la hace la torta de chocolate casera inratable, como dicen los franceses, es decir, es casi imposible fallar.

Los ingredientes siempre están en la canasta básica: harina, azúcar, cocoa, bicarbonato, huevos y aceite.  Para mí, la clave es el aceite y el bicarbonato, que la hacen ligera y aunque discrepo con algunos eruditos de la cocina, sólo la horneo abajo, para que el calor la levante y la deje esponjosa.  

La cubierta original de la receta la olvidé, pero siempre hago un pegote delicioso con leche condensada y cocoa, inspirada en los brigadeiros brasileros.  Nunca falla, sencillo y no les puedo decir cuánto dura o si hay que refrigerarla, sólo en una ocasión que hice 3 sobró una media para el desayuno del siguiente día.  Ahí les paso la receta:


Ingredientes

1 y 2/3 tazas de harina de trigo
1 y 1/2 tazas de azúcar
1/2 taza de cocoa (cuando no tengo la hago con chocolisto y le bajo al azúcar)
1 cucharadita alta de bicarbonato
1 pizca de sal
1 taza de leche (si es en polvo, mezclo los polvos secos y al final agrego el agua)
1/2 taza de aceite
3 huevos

Preparación

Mezclar lo secos, tamizándolos en un colador, incluyendo el azúcar; esto le da más aire a la mezcla.  Agregar el aceite; se van a hacer grumos, no se asusten, luego desaparecen.  Agregar la leche y seguir batiendo (batidora o a mano).  Agregar los huevos uno a uno.  Hornear a temperatura media (en mi horno es 250ºC), sólo abajo (cada uno conoce su horno), hasta que empiece a oler y el cuchillo salga limpio al insertarlo en el medio.  Si la temperatura está muy alta lo saben porque empieza a oler a torta a los 10 minutos (y se hace una costrica de chocolate quemado!).  Dejar enfriar y decorar.

CUBIERTA DE CHOCOLATE
Para la cubierta no tengo cantidades, lo hago a ojo.  Tomo suficiente leche condensada y la pongo en un sarten, preferiblemente antiaderente.  Como por lo general tengo una abierta no sé cuánto uso, pero creo que es casi una taza.  Agrego cocoa, unas dos cucharadas (quizás 3) y mezclo bien. Luego lo llevo a fuego lento revolviendo siempre hasta que empiece a cambiar de color, a hacerse más oscura y espesa.  Le agrego una cucharadita de mantequilla para que quede más brillante.  Es importante que la torta ya esté desmoldada y preferiblemente fría, pues esta cobertura al enfriarse se vuelve pastosa a temperatura ambiente.  Decorar haciendo rayitas con un tenedor,,, voilà!

Variaciones

Al enharinar el molde, Estefanía recomienda en vez de harina hacerlo con cocoa.
El molde debe ser profundo, me ha pasado que por lo esponjosa se me empieza a salir cuando lo hago en algo pando.  

Trataré de poner la foto próximamente, pero la que horneo en este momento le vamos a hacer un experimento de cubierta de cup cakes, chocolate blanco y queso crema!  Si queda rico próximamente les daremos el truco.  

domingo, 23 de marzo de 2014

TOMATES CHERRY AGRIDULCES

Esta receta me la enseñó Juliana Uribe Londoño, para una comida especial que tenía en mi casa (invitación a la familia de mi nuera).

Ingredientes
  • Tomates cherry maduros (cantidad deseada)
  • 3 tazas de agua 
  • 3 tazas de vinagre blanco o de frutas 
  • 7 cucharadas de azúcar morena
  • tomillo
  • 1 tris de sal.

Preparación

Pones a hervir agua en una olla y cuando esté hervida, colocas allí los tomates por unos 5-7 minutos hasta que les desprenda la piel, los pelas y los separas.
Aparte en otra olla colocas las 3 tazas de agua, las 3 del vinagre, el azúcar, la sal, el tomillo y lo pones a hervir hasta que reduzca.  Es importante ir probando para darle el punto de agridulce, si deseas, puedes adicionarle más vinagre y más azúcar. Cuando veas que ha reducido, colocas en esta mezcla los tomates ya pelados, los revuelves suavemente y los dejas reposar hasta que enfríen. Puedes guardarlos en la nevera hasta por tres meses.
Es importante que el líquido sea suficiente para que cubra los tomates y que quede melosa.

A la hora de servir, colocas sobre una hoja de lechuga, tres o cuatro tomates y los bañas con la miel que redujiste.

¡BUEN PROVECHO!

sábado, 22 de marzo de 2014

GALLETAS DE MANTEQUILLA "Maruja"

La historia detrás de la receta

Qué mejor manera de empezar este blog que con esta receta, la primera que aprendí cuando todavía era una pulga y me comía la masa cruda, práctica que sigo haciendo sin importar lo que diga la etiqueta, los nutricionistas o mi mamá con tono regañón.

Galletas hechas por Sonia

No creo que mi tía Clemen haya dimensionado el poder que tuvo ese episodio de 1987. ¡Manu y yo íbamos a aprender a cocinar! Estábamos en ese primer piso de Carlos E, emocionadas por la experiencia de poder meter las manos en lo que siempre nos habían prohibido ¡Las galletas!  Y no es que mi prima y yo fuéramos unas niñas reprimidas, simplemente las galletas eran tan adictivas que siempre había una palmada después de la tercera o cuarta galleta.  Lavarse las manos, recogerse el pelo, batir la mantequilla, exfoliarse las manos con el azúcar "hasta no sentirla" y luego ejercitar los músculos cuando la harina empezaba a volver más pesada la mezcla.  Luego el reto era evitar la tentación de pellizcar la masa, hacer las figuras simétricas y finalmente... esperar a que estuvieran doradas y frías para poder indigestarnos.

El año pasado, en una reunión de la familia Aramburo, a todos se nos iluminó la cara cuando la tía abuela llegó con su tradicional tarro metálico y todos empezamos a susurrar "¡Maruja trajo galletas!".  No dieron un brinco.  Con un perfecto exceso de azúcar que las cubría, las galletas doraditas fueron desapareciendo de la caja, dejando ver el papel de cocina engrasado y nosotros, los comensales, con la boca extasiada por el recuerdo de unas galletas sencillas que se deshacen en la boca y son sinónimo de amor.

Me atreví a preguntar el secreto (y de hecho no sé si me ajusticien por revelarlo), pero así les escriba los ingredientes exactos, lo que es cierto es que a no todos nos quedan igual de suculentas si no contamos con la disposición de entregar con cada amasada el calor que sólo se le da a las personas que queremos.  Es decir, si tiene mal genio, si está afanado, si no está pensando en dar felicidad al momento de la preparación ¡Sugiero comprar unas galletas Festival! 

Aquí les va el paso a paso de las culpables de tantos suspiros:


Ingredientes

  • 250g de mantequilla "de la buena" (es decir, mantequilla de vaca NUNCA margarina)
  • 7 cucharadas de azúcar blanca
  • 7 cucharadas de azúcar XXX o impalpable
  • 28 cucharadas de harina de trigo

Preparación

Sacar la mantequilla con suficiente antelación del refrigerador.  Batirla enérgicamente con las manos hasta que quede ligeramente blanca.  El secreto es cernir todos los ingredientes secos, pero no al mismo tiempo.  Así que añada el azúcar cernida poco a poco y continúe batiendo hasta que casi no la sienta.  Luego agregue el azúcar impalpable e incorpore bien.  Agregar el harina poco a poco, hasta que la masa no se pegue a sus dedos.  A veces puede ser más o menos harina, depende del calor de sus manos.  

Engrase y enharine las latas, mientras precalienta el horno a 200ºC.  Haga tiritas de masa de 1cm de diámetro y arme las rosquitas.  Hornee hasta que estén doradas, retire inmediatamente de la lata y póngalas sobre papel absorbente para concluir con el toque casero: espolvorear azúcar mientras aún están calientes.

Las galletas se conservan mejor en un tarro hermético (preferiblemente metálico por el toque vinitage), pero con seguridad no tendrán que preocuparse por la fecha de vencimiento ¡No darán un brinco!