sábado, 22 de marzo de 2014

GALLETAS DE MANTEQUILLA "Maruja"

La historia detrás de la receta

Qué mejor manera de empezar este blog que con esta receta, la primera que aprendí cuando todavía era una pulga y me comía la masa cruda, práctica que sigo haciendo sin importar lo que diga la etiqueta, los nutricionistas o mi mamá con tono regañón.

Galletas hechas por Sonia

No creo que mi tía Clemen haya dimensionado el poder que tuvo ese episodio de 1987. ¡Manu y yo íbamos a aprender a cocinar! Estábamos en ese primer piso de Carlos E, emocionadas por la experiencia de poder meter las manos en lo que siempre nos habían prohibido ¡Las galletas!  Y no es que mi prima y yo fuéramos unas niñas reprimidas, simplemente las galletas eran tan adictivas que siempre había una palmada después de la tercera o cuarta galleta.  Lavarse las manos, recogerse el pelo, batir la mantequilla, exfoliarse las manos con el azúcar "hasta no sentirla" y luego ejercitar los músculos cuando la harina empezaba a volver más pesada la mezcla.  Luego el reto era evitar la tentación de pellizcar la masa, hacer las figuras simétricas y finalmente... esperar a que estuvieran doradas y frías para poder indigestarnos.

El año pasado, en una reunión de la familia Aramburo, a todos se nos iluminó la cara cuando la tía abuela llegó con su tradicional tarro metálico y todos empezamos a susurrar "¡Maruja trajo galletas!".  No dieron un brinco.  Con un perfecto exceso de azúcar que las cubría, las galletas doraditas fueron desapareciendo de la caja, dejando ver el papel de cocina engrasado y nosotros, los comensales, con la boca extasiada por el recuerdo de unas galletas sencillas que se deshacen en la boca y son sinónimo de amor.

Me atreví a preguntar el secreto (y de hecho no sé si me ajusticien por revelarlo), pero así les escriba los ingredientes exactos, lo que es cierto es que a no todos nos quedan igual de suculentas si no contamos con la disposición de entregar con cada amasada el calor que sólo se le da a las personas que queremos.  Es decir, si tiene mal genio, si está afanado, si no está pensando en dar felicidad al momento de la preparación ¡Sugiero comprar unas galletas Festival! 

Aquí les va el paso a paso de las culpables de tantos suspiros:


Ingredientes

  • 250g de mantequilla "de la buena" (es decir, mantequilla de vaca NUNCA margarina)
  • 7 cucharadas de azúcar blanca
  • 7 cucharadas de azúcar XXX o impalpable
  • 28 cucharadas de harina de trigo

Preparación

Sacar la mantequilla con suficiente antelación del refrigerador.  Batirla enérgicamente con las manos hasta que quede ligeramente blanca.  El secreto es cernir todos los ingredientes secos, pero no al mismo tiempo.  Así que añada el azúcar cernida poco a poco y continúe batiendo hasta que casi no la sienta.  Luego agregue el azúcar impalpable e incorpore bien.  Agregar el harina poco a poco, hasta que la masa no se pegue a sus dedos.  A veces puede ser más o menos harina, depende del calor de sus manos.  

Engrase y enharine las latas, mientras precalienta el horno a 200ºC.  Haga tiritas de masa de 1cm de diámetro y arme las rosquitas.  Hornee hasta que estén doradas, retire inmediatamente de la lata y póngalas sobre papel absorbente para concluir con el toque casero: espolvorear azúcar mientras aún están calientes.

Las galletas se conservan mejor en un tarro hermético (preferiblemente metálico por el toque vinitage), pero con seguridad no tendrán que preocuparse por la fecha de vencimiento ¡No darán un brinco!

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