La historia detrás de la receta
Confieso: nunca me gustó la
natilla, es en realidad un gusto adquirido.
Tenía unos 5 años y llegaba por
fin diciembre; me encantaba ir a rezar novenas por las rifas y los buñuelos,
pero nunca por la natilla. Cuando de
tanto buñuelo se me atragantaba la garganta, recurría entonces al manjar
gelatinoso y así empezó a desarrollarse ese placer de un dulce almidonado que
equilibra perfectamente la grasa decembrina.
Pero aun así, nunca me surgían antojos de natilla y siempre la dejaba
para el final, para los ratos de gula.
Al final del 24 de diciembre,
cuando sólo quedaban unos buñuelos fríos, la natilla ganaba protagonismo, pero
el real gusto me surgió un 25 de diciembre, cuando después del desayuno buscaba
un dulcecillo y la opulencia del día anterior se había reducido a papeles de
regalo arrugados. Sin embargo, la
humilde natilla que tanto me disgustaba aparecía iluminada y se me hace agua la
boca al imaginarme el trozo deshaciéndose contra el paladar, cerrando los ojos
y exprimiéndole el dulce que nunca hostiga.
Miummmm, la natilla es de las mejores cosas que tiene diciembre!
Sin embargo, ninguna natilla se
compara a la de la Abuelita Rocío. Herencia de los conventos españoles, la natilla colombiana se hace con panela*, no con azúcar refinada y quizás por eso ninguna natilla de caja se compara con una de cocción lenta, donde el terrón de panela se deshace suavemente impregnado su característico sabor a la cocción.
Aunque dicen que la natilla sólo sabe bueno en diciembre, para impacientes como yo
que no son capaces de esperar para volver a comer natilla, o quizás
para los que viven fuera de Colombia, les dejo el secreto que le pude sonsacar
a la abuela Rocío. Que la disfruten!
Ingredientes
1 Lata Grande de Leche Condensada
3 Cajitas de Maizena (90g c/u)
2 Litros de leche
3/4 Libras de panela
Canela en astillas
Coco rallado al gusto
1 Cucharada de mantequilla ¡Para darle brillo!
1 Copita de aguardiente (opcional)
Preparación
Lo primero es licuar la mitad de la maizena con la leche condensada, reservar. Aparte, licuar la otra mitad de la maizena con 1 litro de leche, reservar.
En una olla mezclar el otro litro de leche con la panela, la canela y el coco y llevar a fuego medio. Cuando se haya disuelto la panela, agregar las mezclas licuadas de forma intercalada, revolviendo constantemente (con una cuchara de palo por supuesto!) hasta que espese. El truco es jugar con el fuego, subiendo y bajando la temperatura, de modo que espese pero que no hierva.
Cuando esté espesa, verter en un molde refractario y espolvorear con canela. Dejar enfriar y... disfrutar con buñuelos calienticos.
Hummm.... huele a diciembre! ♪♪ Ven, ven, ven, ven a nuestras almas... ♪♪
ACLARACIONES: mi tía Yoli al leer la receta recordó un par de trucos que había borrado de mi mente: Al final hay que agregar un chorrito de aguardiente, que actúa como catalizador de el dulce y deja un toque especial. Igualmente, antes de verter la natilla en los moldes, agregar mantequilla (creo que una cucharada generosa); esto le da brillo. Luego sí espolvorear la canela y a comer se dijo!!
ACLARACIONES: mi tía Yoli al leer la receta recordó un par de trucos que había borrado de mi mente: Al final hay que agregar un chorrito de aguardiente, que actúa como catalizador de el dulce y deja un toque especial. Igualmente, antes de verter la natilla en los moldes, agregar mantequilla (creo que una cucharada generosa); esto le da brillo. Luego sí espolvorear la canela y a comer se dijo!!
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